arrojas tu cabello
mientras tejes con él un laberinto
y en el tiempo se retuerce
cada vertical espacio donde habito
ya no hay paredes donde
dibujar un túnel y correr
ahora, verteré la húmeda huella
de mi calle
tras el páramo verde y cerrado
que fluye en cada rincón
como el vértigo sin bordes
que se enciende debajo de alguien
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