repites en tu sueño lo que lejos te abarca
y en sus alas dormita lo que nunca has querido
es algo que sostiene en el vacío tu nombre...

mientras abrazo a ciegas la tiniebla infinita
el tránsito que inunda la distancia en mi boca
amaga un espejismo en la solana del miedo
acaso nadie acierta divagar por tus dedos...
una penumbra un paso
de mi incierto extravío
por las hondas ventanas
colorea despacio
el silencio
que desborda en tu grito...

algo espera

despertar en sitios que tuviste
y seguir y no mirar y adiós.
sabes que la puerta espera eso
que no quieres entregar
y que no tienes

en algún lado más allá del fondo
te aguarda el silencio
que apagas con tus dedos
no olvides que los muros
dibujados ya se fueron
quedaremos cubiertos en la cornisa
así, como si fuera algo
que escapa sin recuerdo
y con olvido
tan lejos de un estar aquí
allá...

una calle cerrando la estación
de mi partida hacia tu llegada
y el no poder abrir esta ventana...
son estas fantasías que dibujan
un miedo
un papel
un hoyo
encuentro cada mirada
cada tropiezo y no,
no simplifico una ruta
una sonrisa donde retener
mis pasos, una esquina
donde prolongar mis dedos
mientras el crujido de una garganta
en este rincón que me aqueja
infunde tristemente sus placeres
a este trémulo color que me sostiene...
el espejo padece sombra
y la infinita garantía de mi lengua
se refleja en su avidez de agua y nada.
Nadie asomará por tus ojos
al dilatar la noche.

pendientes

olvidar que se desvanece el mar
en la pendiente de un reloj amargo
como si los colores de lo oculto
retomaran sus reflejos de piel
de nocturnidad ausente
de sudor

llueve...

pareciera como si te negaran
el fuego, la llamada del viento
la oscuridad laberíntica
de una caracola que no está...
un fluido brota de las llamas
que rondan el agujero
donde te limitas a temblar
mientras cavas el foso
que lamerá
tu fantasmal mirada...
procura escapar de todo
lloverá tarde sobre ti
aleja esa piedra que espanta
tus tantas veces sombra sombra
mientras repites incesante
lo que jamás quisiste escuchar
invertirás el silencio
cada imagen de lo que pareces
cada soledad de tus recuerdos
en el espejo inerme que yace
arrebatado de miedo
hacinado de escombros
bajo la tácita piel de tus verdades

en la esquina de su infancia
sólo el inquieto color
de un abrazo le hace sombra
no queda nada por consumir
mientras la inmensa cavidad
que sus penas recorren
aceleran el vaciado de su tiempo
hacia un eterno despertar
mejor no desear lo que
asolara el destino
detrás de lo jamás vivido
quizá ese nuevo déjà vu
de lo proscrito
le dejará partir su boca
en mil estruendos

en la sorda vaguedad de sus miradas
no estará lo que jamás necesitó
en esas tibias dunas de lo amargo
un milagro
un miedo
lo que fue...