miércoles, octubre 13, 2010

Persianas para ocultar otoños

Mira si aquí las estaciones son como en los libros
de ciencias naturales, como en las fotos o las postales
que nunca supimos intercambiar.
Siempre vuelves con ellas, vuelves en el vaivén de los tallos
y las pendientes, sabes llegar en la naturaleza muerta
que acelera las persianas de mi habitación
o en los paseos de noche que jamás nos acercan.
El otoño se cayó de todos los muros, desde todos los hombros
(eso también te va muy bien pero ni modo)
las vueltas son las mismas
y no vale urdir un plan para acabar con las ventanas.
Déjalo así, las cosas no se arreglan, el viento sigue frío
a nadie le importará tomarse una distancia
cuando el ancho de la acera es de otro mundo.
Cuando estamos de regreso, como siempre.

El otoño se cayó desde todas las sonrisas,
caracoleando, mirando de soslayo al corazón
que termina enroscado bajo el mismo
aguacero de trapo
en la confluencia más sincera de rincones
o de parques con piletas y palomas
detalles que no pueden faltar
si queremos seguir siendo
lo que nunca pudimos.